Por Nancy Águila
Antes que inmigrantes, somos humanos. Indigna que se burlen nuestros derechos debido al estatus migratorio. Son impensables situaciones como las que vivió la mexicana Juana Villegas en Nashville. Inmigrante, embarazada de nueve meses, fue detenida por la policía por manejar sin licencia de conducir. A pesar de su estado de gestación, y estar a escasas horas de dar a luz, fue encarcelada. Tuvo que romperse la fuente para que fuera trasladada a un hospital, y ahí permaneció esposada y custodiada por oficiales hasta el momento del alumbramiento. Si bien, ella infringió la ley al conducir sin el documento del Estado, la acción no justifica el trato denigrante al que fue objeto. Del hospital fue llevada nuevamente a una celda, sin tener el permiso siquiera de amamantar a su bebé. ¿Por qué un país tan poderoso como este, que mucho le debe el sustento de su economía a la mano del inmigrante, viola los Derechos Humanos? No se puede negar la responsabilidad que tenemos por vivir en un país que no es el nuestro. Si el Estado tiene leyes, se deben de cumplir. Lamentablemente si no se tiene un número de seguro social, o una residencia, es imposible tener una licencia de manejo, y en un Estado como éste, con un sistema de transporte más precario que el de nuestro países, también es imposible no conducir un automóvil, y es ahí que caminamos en círculo, sin una solución para dejar de infringir la ley.Pocos son los que vienen sólo a hacer dinero, para regresarse a su tierra. Quien llega a los Estados Unidos echa raíces, a veces sin darse cuenta. Crece la familia y con eso las responsabilidades que implican vivir en esta nación. No se vale que paisanos abusen de la buena fe de los centros hospitalarios con nombres y direcciones falsa para evadir las cuentas, como tampoco se vale el trato indigno que algunos sufren al usar estos servicios. El New York Times publicó algunas estadísticas de hospitales que han denunciado a pacientes indocumentados, con finales imaginables: la deportación. Tristemente pagan justos por pecadores, y se suma la represión del gobierno que sigue en la caza de ilegales. No se pueden desligar estos acontecimientos con las próximas elecciones. El tema migratorio se ha convertido en un discurso determinante que puede cambiar los resultados, obviamente, en favor de la bancada que logre ser más convincente entre los votantes, no entre esa multitud indocumentada que no pierde la fe en el utópico “sueño americano”. Opiniones en: nancyaguila90@yahoo.com.mx
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